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domingo, 25 de enero de 2009

LA COORDINACIÓN

Terminamos este rápido examen de las diversas cualidades musculares con una breve referencia a la coordinación. Como tal, entendemos la especial característica del SNC de realizar un acto motor elaborado más o menos complejo, que resulta de un conjunto de movimientos singulares controlados en intensidad, sucesión y dirección.
La coordinación es, pues, la resultante de tres diferentes cualidades neuromusculares.
La sensibilidad profunda, que es la facultad de conocer la posición de los segmentos corpóreos respecto al espacio que nos rodea, durante las sucesivas fases de ejecución de un movimiento.
La temporización de la ejecución, que es la capacidad de producir el estímulo nervioso, y por tanto la intervención del músculo, con la justa intensidad y en exacta sucesión temporal.
La inteligencia motora, que es la capacidad de entender la cinemática y la dinámica del movimiento, y realizarlo de la forma exacta y en el tiempo más corto.
Normalmente un gesto se aprende probándolo muchas veces y corrigiendo los errores cometidos a medida que se va repitiendo. El atleta más dotado de inteligencia motora logrará la correcta ejecución del gesto en menor tiempo y con un número menor de pruebas. Para corregir los eventuales errores, el atleta necesita de una. buena sensibilidad profunda, que le permita percibirlos, y de una precisa temporización de la ejecución, que le permita la corrección más oportuna. Debe tenerse presente que la inteligencia motora, y por lo tanto la coordinación, están estrechamente relacionadas con las experiencias motoras precedentes, y consisten en la capacidad de sintetizar las experiencias asimiladas y ajustarlas a las problemáticas motoras contingentes. La coordinación general se incrementa con ejercicios combinados, con los cuales se persigue la fusión lógica de distintos movimientos elementales sencillos, que involucran varios segmentos óseos.
De esta forma, se pueden crear diferentes y multiformes- series de ejercicios que, una vez aprendidos correctamente y realizados a velocidad cada vez mayor, se variarán sistemáticamente a fin de construir la plataforma necesaria para el desarrollo de la coordinación específica.
En la fase de alta especialización se sumarán a la gimnasia específica y a las actividades técnico-adiestrativas, movimientos específicos destinados a adquirir, perfeccionar y memorizar los automatismos que caracterizan los gestos técnicos propios del deporte practicado.
Asimismo, la coordinación debe desarrollarse con movimientos extremadamente sencillos desde los primeros años de actividad motora (5-7 años) con ejercicios de coordinación de base. Recordemos que ésta, al igual que la velocidad, es un don innato, que, sin embargo, con un entrenamiento precoz y bien programado en cantidad y en calidad, es incrementable de manera satisfactoria.
Por tanto, se recomienda incluir en el plan de trabajo diario, mensual y anual una vasta gama de ejercicios de coordinación, sobre todo en los jóvenes y en los más jóvenes, con la finalidad de mejorar aquellas cualidades neuromusculares indispensables para llevar a cabo cualquier actividad competitiva.

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