Prácticamente sería imposible mantener un ritmo de juego durante todo el partido, pero su definición es mantener, desde el principio hasta el final, acciones, ejercicios que no sufran alteraciones en su desarrollo, en cuanto a su intensidad. Ya que se trata de un principio básico en ataque, al perder el balón, es lógico que el equipo contrario quiera imponer el suyo.
sábado, 22 de noviembre de 2008
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